17.3.11

Cosas de críos

Me gustaba más cuando aquel pequeño decía de forma natural aquello que se le pasaba por la cabeza y no como ahora, que por culpa de una sociedad atroz, se ve obligado a medir sus palabras. Antes de pronunciar nada, a menudo se hecha atrás pensando en las posibles repercusiones de éstas, sin ver, que la mala interpretación corre a cargo del que escucha, nunca del que pronuncia... Me encantaba la sensación de saber que, antes de que ese niño comenzará a hablar, siempre yo acabaría por sonreír. Cuando de su naturalidad, surgía la genialidad. Cuando expresaba todo aquello que sentía libremente; ya sea odio o amor. Cuando no se autoinspeccionaba ante toda expresión para evitar llamar la atención y dar a conocer su emoción. Cuando actuaba libremente.

No hay comentarios: