28.5.10

Defectos personales

De un tiempo a esta parte, mi vida se ha oscurecido. Ha perdido su esplendor y nitidez que desde el matrimonio había notado. A mi pareja, de 5 años menos, le han detectado alzhéimer. Es algo complicado, porque esta enfermedad degenerativa te hace vivir siempre alerta a sus sucesivos cambios. Te hace cambiar la forma de vivir, obligándote a marcar unos estrictos parámetros que rigen tu vida y marcan la cotidianeidad que nunca puedes olvidar. Cada día que pasa pienso en la posibilidad de que esta enfermedad se me contagie, tal constipado, sin ni darme cuenta yo mismo, que olvide las rutinas que a ella le impongo y que nadie me las pueda recordar a mí. Es curioso porque, a diferencia de mí, cuya memoria siempre ha dejado mucho que desear, ella, que siempre había gozado de una extraordinaria memoria, ahora es como si, día a día, su cabeza le pidiera una tregua; estuviese cansada de tanto recordar y hubiese perdido la capacidad de seleccionar aquello que es importante nunca borrar. Poco a poco te vas acostumbrando, intentas que ejercite su mente pero que note que estás ahí junto a ella, apoyándola. Mi mayor temor es que se olvide de mí. De quién fui, de quien soy y de todo aquello que seré. Es de esas cosas que no llegas a entender hasta que te ocurren y mucho menos las puedes explicar.
Finalmente noté que había llegado el día en el que olvidé que ella olvidaba…