27.10.11

Este cuerpo joven y vigoroso, desamparado ahora en el sueño, despertó en él un compasivo y protector sentimiento. Pero la ternura que había sentido mientras escuchaba el canto del pájaro había desaparecido ya. Le apartó el mono a un lado y estudió su cadera. En los viejos tiempos, pensó, un hombre miraba el cuepo de una muchacha y veía que era deseable y aquí se acababa la historia. Pero ahora no se podía sentir amor puro o deseo puro. Ninguna emoción era pura porque todo estaba mezclado con el miedo y el odio. Su abrazo había sido una batalla, el clímax una victoria. Era un golpe contra el Partido. Era un acto político.

1984. George Orwell

14.10.11

El de la guitarra

Hace poco conocí a un hombre. Estudió la carrera de derecho, sacó buenas notas, currículum perfecto, pero al año de ejercer decidió abandonar ese camino. Se lo pasaba mejor tocando la guitarra, aunque fuera en la calle, pasando frio. Vestia siempre la misma ropa, esa camiseta de cuadros sin mangas (aunque lloviese), esos tejanos usados y unas botas más bien discretas. Hace años que renunció a un mejor salario y unas mejores condiciones laborales por su hobbie. Y no, ésta no es la historia magnífica de superación en la que el prota acaba triunfando en el mundo de la música y siendo líder de ventas nacional e internacional. Ésta es la historia del que sigue ahí, en sus calles y bares, con sus canciones; sin importarle demasiado las pretensiones económicas. Muchas veces lo puedes ver en calles poco transitadas, a grito pelao, cantando, recitando, y con pocas monedas en su funda de guitarra por el suelo. Esta vez, yo me acerco, medio avergonzado por su mirada, y le hago entrega de un par de monedas en el mismo momento en que él es capaz de añadir a su agitada canción un "Thank you" perfectamente entendible. Y aún así, no perder el ritmo, ni la letra, y poder continuar con la canción, poder seguir un día tras otro, con su gran pasión.

Hace tiempo que no encontraba nadie así. Y ya me estaba comenzando a desesperar...

3.10.11

Los lunes de octubre

Hoy me perdí en mil recuerdos
Que no dejan dormir.
¡Cuánto veneno!
Para sonreír son malos tiempos.
Otoño ya está aquí.
¡Cuántos tormentos!

¿Dónde coño te escondes, felicidad?

Los lunes de octubre dónde estarás.
¿Dónde coño te escondes, felicidad?
Me condenas a muerte de soledad.

Para caminar valen los sueños.

Y no me quedan más.
Llévame a hombros.

Es tarde ya para tus besos.

Fui perro para ti,
No quiero huesos.

 

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