26.12.07

Y amanece un nuevo día...

Y amanece un nuevo día. Te despiertas en un día que, sin saberlo, es muy diferente a cualquier otro. Ni siquiera habías puesto el despertador, y de repente, te encuentras en ese famoso día del calendario occidental. Poco a poco lo irás descubriendo. Las tiendas están cerradas (después de haber hecho el agosto). Las calles vacías de transeuntes tanto por la acera como en algún medio de transporte. Conduces calmado y en menos de 10 minutos realizadas un recorrido que con afluencia normal se hace en media hora. Los sitios destinados a aparcar rebosan de afluencia. También resulta curioso observar como, de las pocas cosas abiertas, los museos están repletos de famílias que comentan las obras expuestas: "hay quien aprovecha estas fechas para poder intruirse junto a su família". Lamentablemente hoy también es cuando las ambulancias/bomberos/policias no dan abasto. Los familiares se reúnen para, ni que sea una vez al año, llevarse bien durante unas horas (tarea imposible para algunos). Comida abundante, regalos varios, encuentros inesperados, felicidad, abundancia,... Hay gente que odia este tipo de fiestas, de hecho, procede de un origen cristiano, que con el tiempo ha perdido para convertirse en una simple celebración de convivencia familiar, debido en gran medida a la mercadotecnia y a la popularidad de esta celebración. Por tal razón no solo es celebrada por cristianos, pues incluso los no cristianos y algunos ateos lo celebran, como mera celebración de convivencia.
Y amanence un nuevo día. Te despiertas en un día que, sin saberlo, es muy parecido a cualquier otro... ¿o quizá no?