Colectivo nostalgia

Si, alguna vez, me ves caer preocúpate por si miento.

Siento que pertenezco a este momento.

El mundo es un lugar inhóspito y cruel.

Y ya no espero casi nada del rival.

¿Y qué nos deparará la vida?

Muchas veces, alguien (cada vez más) cercano, explica la historia de un conocido que tenía toda su vida milimétricamente planificada hasta que la detección de un cáncer lo hizo saltar todo por los aires.

Pues si algo bueno ha traído el COVID, es ver lo incierto que es todo. Empresas que negaban el teletrabajo, lo acabaron aplaudiendo al tenerlo que adoptar por obligación y contabilizar los beneficios del mismo. Planes infalibles se fueron al garete. Pero también se crearon nuevas oportunidades.

A un par de semanas del cierre definitivo del estilo laboral de vida de los últimos años y luchando con las dudas iniciales sobre nuevas inversiones, llega Martí. ¡Y en qué momento, eh! Ante un cambio profundo, las preguntas se te amontonan, empujándose entre ellas para recibir respuesta la primera. Y esa es precisamente la clave; ver en qué aspectos debes centrar la atención: cuáles no dependen de ti y cuáles pueden esperar. Hay veces que es difícil centrarse, no le encuentras el sentido a nada y esa negatividad te absorbe en un bucle sin salida. En esos momentos, quizá lo más difícil es ejercitar la paciencia. Ésa que cada vez más los padres se proponen alejar de sus hijos. A todo esto, se me ocurre la idea de grabar algún vídeo con el recién nacido y sus padres y solo enseñárselo cuando cumpla 18 años. ¿Qué decirle en esos segundos? Probablemente todo haya cambiado tanto que lo que ahora le podamos decir tendrá unas peculiaridades que hasta ese momento no entenderemos.

Por favor, hagámonos un favor. Fijémonos objetivos cercanos y pongámosle el empeño necesario. Solo así, cuando lo alcancemos (si es que lo logramos), valoraremos todo lo que nos ha costado llegar hasta ahí.