28.3.11

Arte por arte

Hoy me han regalado un cuadro. Una chica ha venido tras la actuación, ha esperado con paciencia a que atendiera a todo el mundo y me ha pedido un momento... Me ha hablado del servicio que le han hecho algunas de mis rimas en momentos complicados de su vida, de lo bien que se siente cuando me escucha y de lo que ha disfrutado en mi concierto -mejor dicho, nuestro concierto, pues sin ellos no hay actuación-. Me ha dicho que es licenciada en Bellas Artes y que, como se sentía en deuda conmigo, quería regalarme su arte. Es un cuadro precioso... simplemente soy yo, pero la imagen no está sacada de ninguna foto que recuerde. Eso me ha emocionado. Aquella chica ha invertido horas de su vida en hacer esta pintura; la imagino concentrada con su pincel, exigiéndose un poco más para llegar a hacer algo realmente especial. La imagino metiendo el lienzo en un marco, saliendo de su casa con él bajo el brazo, cuidando de su integridad durante el concierto y pensando en qué me iba a decir cuando me lo diera. La imagino esperando que me agrade y la imagino también complacida cuando ha visto que ha sido así. No recuerdo su nombre y la firma en su obra para mí es ilegible, así que probablemente nunca llegue a saber cómo se llama y ni siquiera vuelva a verla más, pero así, con esta transacción de su arte por mi arte, hoy me voy a la cama feliz sin matices.


Ríe cuando puedas, llora cuando lo necesites
EL CHOJIN

17.3.11

Cosas de críos

Me gustaba más cuando aquel pequeño decía de forma natural aquello que se le pasaba por la cabeza y no como ahora, que por culpa de una sociedad atroz, se ve obligado a medir sus palabras. Antes de pronunciar nada, a menudo se hecha atrás pensando en las posibles repercusiones de éstas, sin ver, que la mala interpretación corre a cargo del que escucha, nunca del que pronuncia... Me encantaba la sensación de saber que, antes de que ese niño comenzará a hablar, siempre yo acabaría por sonreír. Cuando de su naturalidad, surgía la genialidad. Cuando expresaba todo aquello que sentía libremente; ya sea odio o amor. Cuando no se autoinspeccionaba ante toda expresión para evitar llamar la atención y dar a conocer su emoción. Cuando actuaba libremente.

5.3.11

Amigos

El otro día estaba con una amiga en un bar. De repente, esta chica se decidió a explicarme su particular versión de la amistad. Propuso un concepto hasta ese momento desconocido para mí: la temporalidad de la amistad. Ella explicaba, sin asombrarse por esta afirmación, que raramente puedes encontrar a alguien con quien compartir momentos a lo largo de toda tu vida. Los amigos, según ella, son puntos que vas encontrando en tu camino; y dependiendo del contexto en el que te muevas tienes unos u otros. No obstante, asumía que en todo momento, con casi seguridad, esa amistad finalizaría. Quizá pronto, quizá tarde, pero hablaba de un concepto de amistad por tiempo concreto. Me lo contaba sin casi preocuparse por la inmortalidad por la que mucho amigos luchan; por las infinitas veces que muchos amigos se perdonan mútuamente tan sólo por sentir que aún son eso, amigos; dejando de lado las mil y una veces que cualquiera de nosotros ha ignorado problemas demasiado importantes para mantener un cierto grado de felicidad con el otro. Y lo explicaba tal cual, sin sentir asombro ni rencor por el hecho de que un amigo de años atrás decida desaparecer sin más. 

Era inevitable que, al tiempo que escuchaba esta versión, me preguntara a mí mismo en qué lugar de esa amistad nos encontrábamos...