10.10.07

... ¿y qué nos queda? ...

"Síííí por fin, tenía ya unas ganas de acabar..."

Felicidades, has completado un gran año académico (has pasado limpio). Te lo has currado tío, ¡qué notazas! ¡qué bien! ya sólo te quedan tres años para graduarte. Y... ¿qué? Además de conocimientos sobre materias más o menos útiles, ¿qué te queda de todo este curso? Estuviste estudiando duro para sacarte los examenes sin problemas. ¿orgulloso? En realidad te ha dado igual entenderlo o no, sólo necesitabas memorizarlo durante un período determinado de tiempo y vomitarlo en el examen. Si esa es tu finalidad, puedes estar contento.
En algún momento de tu vida te darás cuenta. Verás claras tus necesidades, aptitudes, habilidades, aficiones, intenciones, finalidades... Entenderás que lo más importante no es saber demostrar tus conocimientos sobre un papel que, en el mejor de los casos, lo corrige una máquina inanimada que indica tu nota en la pantalla plana del ordenador. Te arrepentirás de haber perdido cientos de oportunidades, campanas satisfactorias, risas oportunas, distracciones inoportunas, enfados en grupo por la falta de atención etc.
Tarde o temprano estarás desperdigado en cualquier lugar inoportuno y lo comprenderás, te sentirás solo, uno más entre nadie. En ese preciso momento notarás en tu interior, en silencio, la pérdida irrecuperable de momentos de ocio, diversión, amistad, ... Tiempo ocupado realizando alguna otra tarea, con prisas, que puedes realizar al largo de toda tu vida, y seguramente, mucho mejor que en ese preciso instante.
En definitiva, querrás volver atrás y realizar las cosas con calma, a su debido tiempo y dedicando mucho más que el rato necesario simplemente para finalizarlo.

Siempre me creí impaciente. Siempre tuve prisa por realizar las cosas que consideraba útiles. Siempre (o casi siempre) utilizé la conocida ley del mínimo esfuerzo en los estudios. Siempre intenté priorizar y no dedicar tiempo a tareas simples o secundarias. Siempre nunca.