8.12.11

Cambios


Con el paso de los años me volví más terco y testarudo. Nunca me daba por vencido hasta llegar a conseguir todas mis metas. Quizá me convertí también en más cascarrabias. Dejé de entender, de pronunciar y de escuchar la palabra “no”. Comencé a pensar diferente, a mirar la realidad desde otro punto de vista. Luego me di cuenta, dejé de pensar tanto y empecé a actuar. De un tiempo a esta parte valoré mi propia opinión en mayor mesura y la apliqué siempre que pude. Dejé de prostituirme por unos cuantos billetes de más con una vida de menos. En la misma medida, abandoné los hábitos que me habían llevado a gastar y gastar sin mesura. Escuché más y valoré de forma diferente a todas esas personas que me rodean. Invertí la cantidad de tiempo que les dedicaba y, en consecuencia, cambié mis prioridades vitales. La idea de tener hijos pasó de una negativa sin vuelta de hoja a una realidad en unos pocos años. Aprendí a no venderte, a ti, por un trabajo absurdo. Por último, olvidé la idea de pretender cambiarte (con el ticket de compra).

1 comentario:

Noemí dijo...

Me gusta!