Con el tiempo acabas entendiendo de qué va la cosa. Entiendes tus prioridades, tus intereses, tus habilidades y 'puntos de mejora' (este término lo utiliza mucho mi jefe). Entiendes en qué situaciones debes demostrar y en cuáles callar. Hay momentos en los que te ves inmerso involuntariamente para poder llegar a realizar acciones de forma voluntaria, y seguramente, muy diferentes a las anteriores. Aún así, siempre hay dos maneras de hacer las cosas. Con ganas y sin ganas, o lo que es lo mismo, con quejas o con motivación; con desesperación o con ilusión. El esfuerzo es siempre imprescindible y, de hecho, es lo más valioso. Aunque no te agrade eso que haces, ten claro que cuanto más caras de desprecio le regales, más tiempo te tendrá en sus redes. Te recomiendo que lo utilices porque pese a ser aquello que nunca se ve, siempre se nota. En cada una de tus acciones desprendes la plenitud o la falta del mismo. Que, por cierto, no significa reir ni sonreir cuando algo te sale mal. Ahora mismo estoy escribiendo esto gratamente desde un trabajo ingrato; y no me refiero a un servicio desagradecido, sino intrínsecamente desmotivador (al menos por ahora...).
... en busca de un cambio semejante a esos giros espectaculares en novelas increibles y peliculas apasionantes [...] para no explicar describiendo y describir explicando ...